Todos vemos el mundo que nos rodea según nuestros propios modelos o paradigmas mentales, porque nos ayudan a interpretar aquello que sucede a nuestro alrededor y a la vez, determina nuestra manera de actuar al respecto.
Emitimos continuamente juicios de opinión basados en nuestra realidad y aunque esté consensuada por aquellos que nos rodean, no siempre estamos en lo cierto... Muchas veces deberíamos cuestionar nuestras creencias antes de dar nada por hecho.
Para mostrar empíricamente lo que acabo de exponer, os explico un experimento muy interesante realizado con nuestros primos lejanos (o no tan lejanos): los monos.
Se reunió a un grupo de monos en una amplia habitación. Justo en el centro se colocó una escalera que llevaba directamente hacia un racimo de plátanos que colgaba del techo y al lado, un aspersor de los que se disparan con agua fría cuando hay un incendio.
El experimento consistía en que cada vez que uno de los monos intentaba escalar para llegar a su preciada fruta, el aspersor lo mojaba con abundante agua fría. Uno tras otro, todos los monos intentaban subir a buscar su premio, pero poco a poco, en unos días, dejaron de hacerlo .
Al mismo tiempo y casualmente, el aspersor se estropeó y quedó anulado.
Los experimentadores tuvieron que cambiar a uno de los monos de la prueba por un mono nuevo.
¿Y que creéis que fue lo primero que hizo al entrar en la habitación?
Pues si, intentó subir la escalera a por los plátanos... pero al poner el pie en el primer peldaño, el resto de monos se le echó encima con gran violencia para evitarle la ducha que ellos creían que se llevaría.
Al día siguiente cambiaron a otro de los monos, y se repitió la misma situación (el mono que había entrado nuevo el día anterior, también se sumó al resto de compañeros para evitar que el nuevo subiera la escalera, y cada vez lo hacían con más violencia ).
Así, poco a poco, fueron cambiando a todos los monos del experimento hasta que ya no quedó ninguno de los que vivieron la situación original (la ducha de agua fría), en la que se mojaban al intenta alcanzar los plátanos, pero allí seguía la escalera y la fruta sin tocar y ya ninguno no lo intentaba...
Esta situación nos demuestra que las creencias que sirven de filtro a nuestra realidad y nos hacen actuar de una determinada manera, muchas veces nos cierran posibilidades. Y muchas de estas creencias han sido ''heredadas'' de otros y las damos por buenas sin ni siquiera cuestionarnoslo... sólo se basan en la tradición.
Te propongo un ejercicio:
- identifica qué creencias limitantes determinan tu manera de relacionarte e interactuar con tu entorno.
-examina y cuestiónate qué base de realidad tienen para ti. Busca evidencias.
-comprueba su utilidad y en caso de que ya no tesirvan, deséchalas y cambialas por otras más útiles.
Y por último...
-formula nuevas creencias inspiradoras que te acerquen a quién quieres ser.
''La creencia no es el principio, sino el fin de todo conocimiento''
Goethe
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