¿Cuántas veces nos hemos sentido obligados a obedecer las
órdenes de nuestro superior, aún no estando de acuerdo con aquello que se nos
pedía? Alguna que otra…seguramente...
Cuando
tenemos la obligación de hacer algo
que no hemos elegido, solamente para evitar las posibles consecuencias
negativas que comportaría no hacerlo , nos desentendemos de la responsabilidad
de que los resultados sean o no satisfactorios. Simplemente lo hacemos porque
se nos ha pedido y si no sale bien no será del todo culpa nuestra, puesto que
poco hemos tenido que ver con la decisión de llevarlo a cabo.
Y del
mismo modo ¿Cuántas veces le hemos impuesto a alguien ( ya sea en el ámbito
laboral o personal) nuestra voluntad sin dejarle dar su opinión al respecto y
luego le hemos exigido que el
resultado fuera el que nosotros esperábamos?
A veces cometemos el error de confundir la exigencia (hacia uno mismo o hacia los demás) con la excelencia .
Cuando nos centramos en la exigencia y queremos ejercer el control sobre aquellos que nos rodean, les estamos diciendo “ no confío en ti y quiero que las cosas se hagan a mi manera porque no
creo que seas capaz de hacerte responsable” . Cuando emitimos este juicio (a nuestros empleados, hijos, etc) genera
en el otro reacciones no deseadas de resistencia o por el contrario, de sumisión.
Los que se resisten y se rebelan, se saltan las reglas que tanto empeño ponemos en que se cumplan y los que se someten , ceden la responsabilidad y olvidan su capacidad para tomar cualquier iniciativa.
Los que se resisten y se rebelan, se saltan las reglas que tanto empeño ponemos en que se cumplan y los que se someten , ceden la responsabilidad y olvidan su capacidad para tomar cualquier iniciativa.
En ambos
casos les será bastante difícil adquirir ningún compromiso con la tarea, y
los resultados serán nefastos: el
que se rebela puede perder su trabajo y
el que se somete y no toma ninguna iniciativa, a largo plazo posiblemente también.
Si
nos fijamos en el entorno personal o familiar, los resultados son similares. ¿Qué es lo que sucede cuando exigimos a nuestra pareja o a nuestros hijos que hagan las cosas como
nosotros queremos? ¿Y con nuestros
amigos? Las reacciones al exceso de
control suelen ser las mismas. Si aparece la resistencia y/o rebelión , surge el conflicto y si toman como opción la
sumisión … también se genera un conflicto. Osos suena eso de …es que siempre lo
tengo que decidir todo yo!! Claro…cualquiera se atreve...!
La exigencia siempre se alimenta del deseo
de control sobre el otro y el
control es una utopía, puesto que la vida está llena de imprevistos que se nos escapan
totalmente y quien ejerce este papel, más tarde o más temprano se verá abocado
al fracaso.
Para poder mejorar
nuestros resultados debemos centrarnos en conseguir la excelencia, olvidándonos de la
obligación y sustituyéndola por el compromiso
; cambiar el “debo” por el “quiero”. Cuando se adquiere el compromiso con
nuestros empleados, con la familia o con los amigos, ya no necesito ejercer control puesto que la
decisión la toman los demás de forma
libre y voluntaria. Se trata de un elemento fundamental en la coordinación de
acciones con otras personas. Adquirir el compromiso no significa acertar en los
resultados, pero si se producen errores,
los interpretaremos como hechos de los
cuales obtener algún aprendizaje, sin buscar culpables.
Ahora, un pequeño ejercicio:
Revisa mentalmente tus relaciones ( en el trabajo, con tu pareja, hijos, amigos...) . ¿Cómo son generalmente?
¿Tienes a muchos rebeldes en tu esfera social? ¿O tal vez muchos sumisos que no toman iniciativas?
Quizás tu respuesta a esta cuestión te dará alguna pista de cómo te comportas tú con ellos... y podrás ver la manera de cambiar ciertas inercias para mejorar estas relaciones desde la responsabilidad.
Ahora, un pequeño ejercicio:
Revisa mentalmente tus relaciones ( en el trabajo, con tu pareja, hijos, amigos...) . ¿Cómo son generalmente?
¿Tienes a muchos rebeldes en tu esfera social? ¿O tal vez muchos sumisos que no toman iniciativas?
Quizás tu respuesta a esta cuestión te dará alguna pista de cómo te comportas tú con ellos... y podrás ver la manera de cambiar ciertas inercias para mejorar estas relaciones desde la responsabilidad.
Cuando nuestras relaciones profesionales o personales no
funcionan y no obtenemos lo que esperamos, nos empeñamos en cambiar sólo las
acciones, pensando que así conseguiremos los resultados deseados cuando en
realidad deberíamos poner atención en nuestros comportamientos, a nuestros compromisos y optar por revisarlos.
Resumiendo:
Resumiendo:
Exigencia --exceso
de control sobre el otro/desconfianza en sus capacidades -- generan resistencia
o sumisión-- Fracaso –Más control
Excelencia--
compromiso con el otro --acciones coordinadas-- acierto o error-- Aprendizaje en
caso de error—Mejora personal o profesional
Es hora de cambiar!!
Es hora de cambiar!!
Buena entrada. No esta nada mal para un blog que comienza. Animo que espero poder seguirte y aprender cosas contigo durante mucho tiempo.
ResponderEliminarMuchas gracias! Espero que así sea y podamos compartir nuestros conocimientos.
EliminarSaludos.
Mercè.
Te recomiendo que leas a Norberto Levy, "la sabiduría de las emociones" si no lo has leído aún. También lo que me comentas, me recordó de un libro que tengo en mi mesilla de Robin Sharma, "el líder que no tenía cargo". En este libro justamente habla como cualquiera puede ejercer de líder, esté en el puesto de trabajo que esté, y uno como líder toma la responsabilidad de sus acciones para realmente llegar a esa excelencia.
ResponderEliminarTe seguiré leyendo! Y a seguir construyendo con el Blog y en el día a día!
Muchas gracias Olga por tu recomendación y tu comentario!
EliminarSaludos.
Mercè