Estamos en un momento de cambio, de reflexión. Poner orden en nuestra vida, suprimir todo aquello que ya no nos dice nada, dejar relaciones poco satisfactorias, cambiar nuestros viejos paradigmas de pensamiento poco saludables y a veces nada funcionales. Podemos aprovechar esta oportunidad para "hacer limpieza" y resetearnos. Mejorarnos a nosotr@s mism@s desde la experiencia de lo vivido.
De manera regular, sería muy deseable que dedicáramos un tiempo a revisar y poner orden en nuestro sistema de creencias y valores y desaprendiéramos todo aquello que nos bloquea.
"Vaciar nuestra taza" de todo aquello que nos impide avanzar y liberar todo nuestro potencial.
Te invito a leer este cuento.Tal vez lo conozcas, pero no esta de más un "refreshing" ;-) , ¿verdad?
Un joven que deseaba aprender nuevos conocimientos y habilidades, acudió a un sabio Monje en el Tíbet, con la esperanza de que lo admitiera como alumno.
El viejo sabio le recibió amablemente y le invitó a tomar una taza de té. Puso delante del joven una taza y empezó a servir el té. Una vez la taza estaba llena, el sabio continuó vertiendo la bebida, la cual empezó a derramarse sobre la mesa. El muchacho, alarmado al ver que el monje no se inmutaba ante el derrame de té, gritó:
- ¡Maestro, maestro, deje de echar té en mi taza! ¡Pero no se da cuenta de que lo está derramando!
El Monje lo miró a los ojos y le respondió:
- Igual que la taza, tu mente está llena de opiniones y especulaciones. ¿Cómo vas a aprender si no empiezas por vaciar tu taza? Hasta que no seas capaz de vaciarla, ni yo ni nadie podremos poner más conocimiento en ella.
Y añadió:
- Hay que vaciarse para poder llenarse, una taza solo sirve cuando está vacía. No hay nada que se pueda agregar en una taza llena.
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